El Avión (Uno)

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había visto a Marta. De hecho, ni siquiera recordaba con claridad su cara cuando cerraba los ojos tratando de recordar el color de sus pupilas o la forma de su nariz. Aún así, ni siquiera había dudado cuando, aquella llamada con número oculto tres días atrás, la había devuelto de golpe a mi vida. Eran las doce del mediodía de un martes, había tenido que pedir la mañana en el curro para acudir a mi cita, llevaba un estúpido ramo de flores en la mano y no hacía más que mirar el reloj mientras esperaba a que las pantallas anunciasen la llegada de su vuelo.

Su llamada, como su forma de dejarme empantanado con un piso de alquiler para dos, un coche para dos, un bono anual de gimnasio para dos y un cuadro a medio pintar en el salón; había sido escueta y poco precisa. Muy de Marta

"Llegaré el martes a Compostela", me había dicho. "Si puedes pasa a buscarme. Mi vuelo llega a las doce y cuarto, más o menos".

Veintiuna palabras. Ni una más, ni una menos. Exactamente las mismas que contenía la nota que me había dejado pegada en la nevera el día que todo cambió. El día "0". En aquella ocasión las palabras fueron otras pero el número el mismo: veintiuna. Concretamente "Algún día llegarán las explicaciones. Hoy sólo los hechos. Tengo que marcharme. No trates de encontrarme. Se que es un marrón".

Ni un "te quiero" ni un "lo siento". Así era Marta

Los Relatos de Perseo

Perseo es un ser que no siente demasiado. Un hombre perdido en un mar de contradicciones, lleno de defectos y vicios y con apenas virtudes. Un día descubrió que lo que realmente quería era escribir e inició este blog para poder comprobar que, sino hiciese públicos sus relatos, dormiría mucho más tranquilo por las noches.