El Avión (Diez)

Los recuerdos no dejaban de agolparse en mi cabeza y cada vez me sentía más ridículo con aquel estúpido ramo de flores en las manos. Ya Suso me había hecho dudar de la conveniencia de llevarlo con sus sarcásticos comentarios durante el desayuno pero ahora, allí de pié, la situación me resultaba absurda. La tía me había dejado plantado, había puesto mi vida patas arriba y ahora, después de seis putos años sin noticias, una llamada de móvil de veintiuna putas palabras, me llevaba corriendo a esperarla al aeropuerto con un ramo de flores en las manos.

Miré a mi alrededor y, a menos de cinco pasos, descubrí a un chaval de poco más de 15 años vestido como una estrella del rap. Me acerqué a él con paso decidido y, tras un breve intercambio de explicaciones, le empaqueté el dichoso ramo. Me miró con cara de "este tipo no regula bien" pero aceptó el cambio. Yo le di el ramo y él a mi un pitillo. Era un buen trato.

Tras una última mirada a la pantalla de los vuelos me acerqué a la máquina de café y saqué un cortado. Con él en las manos encaminé mis pasos hacia la salida más próxima. Necesitaba fumar y pensar un rato y, por lo que indicaban las pantallas y el clamor de la gente que esperaba, los vuelos iban a llegar con algo de retraso.

Salí fuera y, después de pensarlo detenidamente, decidí que iba a ser mejor mezclar la nicotina con algo para afrontar la situación. Me dirigí hasta el coche. Abrí la puerta por el lado del copiloto y entré. Ya sentado abrí la guantera y cogí la cajita con las luces de repuesto. Dentro estaba, perfectamente oculta de las miradas indiscretas, la reserva para viajes. Cogí la china y me hice el peta. Mientras lo fumaba mi mente me llevó de nuevo al pasado. A cuando Fuyu aún era mi compañero de viajes y a cuando, después de mucho pensar, había encontrado el escondite para petas que aún seguía utilizando.

Los Relatos de Perseo

Perseo es un ser que no siente demasiado. Un hombre perdido en un mar de contradicciones, lleno de defectos y vicios y con apenas virtudes. Un día descubrió que lo que realmente quería era escribir e inició este blog para poder comprobar que, sino hiciese públicos sus relatos, dormiría mucho más tranquilo por las noches.